BIENVENID@:

"NO TENGO VOZ PARA DECIRLO, POR ESO VENGO Y TE LO ESCRIBO" He creado este espacio para vomitar mis pensamientos (la mayor parte hablan de él/ellos...). También para recrear mis recuerdos de una manera más espectacular, más "artística", por así decirlo, y también menos cotidianos. "Mi pasado es una pintura sin terminar, y como el autor de esa pintura debo rellenar todos los hoyos horribles y hacerlos bellos de nuevo". Mother Monster.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Punto Ciego.

En mi pecho siempre existe un punto ciego, un bolsillo roto que me hace buscar todas las noches sus ojos en la penumbra. Mis dedos recorren los trazos de sus cartas una y otra vez; es como si quisieran descifrar algún mensaje oculto entre esos garabatos negros. Tu recuerdo va unido a los días en los que quise proteger el cariño que sentía por tí; acunarlo entre mis manos y mantenerlo con vida. Me da pena recordar las horas desperdiciadas frente al espejo intentando verme bien; siempre descubrías algo malo en mi apariencia, mi esfuerzo nunca fue sufuciente. Yo creo que ese bolsillo en mi pecho no se va a cerrar jamás, porque cada vez que intento arreglarlo mis manos se llenan de espinas. Y cada vez que te vuelvo a ver deseo gustarte de nuevo.

De las cosas que me duelen.

Yo sigo aquí, entre otras cosas viejas que él decidió dejar atrás.

El calor de sus manos aún no se desvanece de mis muslos, en mis párpados dejó sus labios plasmados como sombras.

A veces creo que me voy a volver loco de tanto soñar que vuelve.

Extraño dormir en el nido de su pecho y escuchar su corazón latiendo. Los lunares de su espalda parecían formar mi nombre cada vez que los besaba.

A veces veo sus ojos reflejados en el espejo, cómo su mirada llena todos los espacios imperfectos de mi ser, cómo los ilumina y los vuelve bellos.

Extraño sentir su abrazo en las tardes lluviosas. El olor a tierra mojada me recuerda cómo era caminar a su lado, bajo el cielo nocturno lleno de estrellas.

Yo sigo aquí, entre otras cosas viejas que él decidió dejar atrás; como las cartas que solíamos escribir y los secretos que juramos no decir nunca.

A veces creo que me voy a volver loco de tanto soñar que vuelve.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Primera Infancia.

Siempre pensé en nosotros dos, aún sabiendo que éramos muy jóvenes para entender el 

destino y que al crecer tú cambiarías.


Mi vida estaba hecha a tu lado, desde que eramos unos simples niños viendo llover por la 

ventana de tu habitación; ojalá esa imagen fuese eterna y solamente existieras tú para mí.

Sin embargo tú maduraste y olvidaste la promesa que hicimos bajo el árbol de tus abuelos; la 

promesa de estar siempre juntos sin importar qué tan diferentes fuésemos al pasar los años. 

Yo sigo como aquel niño que estrechó tu mano bajo ese árbol que ahora no es más que un 

tronco seco y lleno de espinas.



Pero yo nunca pude crecer ni superar el ver como te alejaste poco a poco al conocer nuevas 

personas mucho mejores que yo y, por supuesto más divertidas. El mundo que había 

conocido hasta entonces se empezó a caer, los colores se fueron hasta que no quedó nada, 

ni yo. 

Todo lo bueno tú lo tenías, y yo siempre fui lo malo; pero tú siempre veías algo para 

rescatar en mí, y me gustaba escucharte hablar.



Me gustaba pensar que eras mi campeón, como si hubieras ganado mi corazón entre todos 

los chicos sin ningún esfuerzo, porque nunca hubo competencia alguna, todo lo llenabas tú y tu 

perfume de madera; como la primera vez que celebramos con cerveza hasta que me quedé 

dormido en medio de mis lágrimas y tú me sostenías en tus brazos, como si quisieras 

proteger mis sueños de mí mismo.

"Tuve alas una vez, y eran muy fuertes. Pero me las han quitado".

jueves, 22 de noviembre de 2012

En un oscuro lugar:


Una vez, una mujer que me leyó la mano me dijo que yo no había nacido para amar, que fui creado para vivir lo inusual, lo inhóspito; todos aquellos instantes lacónicos que mueren antes de ser consumados.

Y tal vez, esa mujer esté en lo cierto.

Nací para besar en la oscuridad, esa oscuridad azul que no permite ver las cosas con claridad. Para amar algo efímero en lo cual no se entrega el alma; con ganas de querer llenar un vacío que ha dejado aquel que ha incumplido una promesa. Ese vacío que se llena con cualquiera, sin importar si es real o duradero lo que se experimenta.

Aquella mujer también me dijo que nací con la brújula de mi destino girando sin permanecer en un punto fijo; me dejo envolver sin rumbo por las personas que a mi juicio son buenas, e intento desesperadamente formar parte de sus vidas; sin otro objetivo mas que el de sentirme realizado a través de sus vivencias, para después dejarlo todo y empezar desde cero en un lugar nuevo.

Nací para vivir romances efímeros, para buscar en esos instantes perecederos las cosas que me hacen falta.

Aquella mujer dijo que tratar de entenderme es como nadar contra corriente, porque en mi corazón hay un invierno permanente que vuelve a florecer cada vez que mis ojos se fijan en alguien; el Sol sale todos los días y muere lentamente cada vez que mis sentimientos cambian. Es un ciclo que resucita una y mil veces sin lógica alguna. Como iniciar un nuevo sueño con un nuevo día sin recordar las historias anteriores a esa… 

Como cuando el corazón renace cada vez que se le habla con amor.

Y tal vez, solo tal vez; esa mujer esté en lo cierto.

viernes, 26 de octubre de 2012

Eterno Beso


De esas veces que piensas que no puede ser que alguien se fije en ti, o que trate de entenderte.

De esas veces que no miras a los ojos a quien te gusta porque crees que su belleza hiere tus sentimientos.

Pues una de esas veces, una persona que apenas conocía me escribió lo que a continuación comparto. Ojalá hubiéramos seguido en contacto… pero la historia fue otra.

Esto me lo escribió Omar, lo curioso es que tiene 34 años... pero sus pensamientos no reflejan esa edad. 


- ¿Porqué escribir algo tan bello a alguien que apenas conoces?.
- Porque fue lo que me transmitieron tus ojos y tu cara.


Esta se llama “Eterno Beso”:

“Quisiera tener la belleza que te llene, ya que la belleza de mi cansado espíritu no es suficiente.
Una plegaria por que tus emociones sean tan fuertes que el universo se detenga para oirlas.
Intentaría ser especial para poder tener eso que tú tanto anhelas, y que se que no tendré jamás.
Sólo en medio de la soledad quien se burla de mí por intentar sobrevivir a la sombra de tu ayer.
Insisto en ser lo que quiero ser, escondiéndome en mi reflejo, por no ser lo que tú quieres que sea.
Encarno el dilema más viejo de el amor, ser quien soy siendo lo que necesitas y no lo que quieres.
Rompo en llanto cada vez que a mi vera pasas, y tus ojos jamás me miran y si están yo no estoy.
Amor, amor, amor bella plegaria especial del ser, dilema y contradicción llanto por sentir amor.

Busco al infinito tiempo que se vuelve eterno con un sólo sorbo de tus labios por grabarse en mí fe.
Empiezo a recordar sólo pequeños instantes que de la nada salieron, nada tiene y nada soy sin ti.
Suelo sólo mirar al infinito en la búsqueda de la verdad, y no estás tú, busco y la verdad llega...
Amor no significa ser feliz sino poder sentir, el ser quien soy es quedar siendo bastión de fe sin ti.
Romance, palabra tan dulce cuando lo hay y tormento mayor cuando solo se sueña en elenit.
Todo te ofrecí, nada te bastó si pudiera regresar en el tiempo ofrecería más aunque muriera y ...
Es recordar tu mirar que significa la palabra para ofrecer sin dar, amar sin sentirme de ti”.




Eternal spirit 

viernes, 16 de marzo de 2012

La silueta en mi habitación:

Dibujé tu silueta en la pared de mi habitación; con los brazos abiertos y las manos extendidas.
Le dibujé tus ojos y tu nariz perfecta, el cabello negro y el lunar en la oreja.
Me paré frente a esa silueta para mirar sus ojos, eras tú; por primera vez en mucho tiempo me mirabas a los ojos, y a mi cabeza vinieron esas últimas palabras que me rompieron el corazón:

"No sé si deba decirte esto; al menos no mirándote a los ojos".

Entonces a mi dibujo le pinté unas gafas negras.

Luego me lancé a tus brazos, pero esta vez eran fríos. No como aquella noche de verano, en la que bailamos en la oscuridad, sin que nadie pudiera vernos; escondidos en una habitación. Fue la cosa más dulce sentir tus labios tan cerca de los míos, el sudor en tu pecho, el aroma de tu perfume. Tu respiración en mi oído... El breve halo de paz en el que me encerrabas cada vez que estabas a mi lado.

Me vinieron mil recuerdos más a mi mente mientras me apretujaba sobre aquella silueta pintada en el frío concreto; me atacaron tus palabras de despedida, que repetí en voz baja, esperando que se estrellaran contra la pared y muriesen de una vez por todas.
Te escuché decirme egoísta, frívolo, inseguro, inoportuno, insuficiente para tí. Te vi destrozar todas las cartas que escribí, las vi en el piso al tiempo que las pateabas mientras me escupías: "Y nunca quise nada de tí!".

A veces me pregunto si valdrá la pena guardar esos recuerdos... Pero no logro encontrar una respuesta.

Así como no me atreví a separarme de tu silueta en la pared... o borrar tus fotos y las miles de conversaciones en messenger.
O no atreverme aún a echar a la basura el cuaderno que dejaste en mi habitación... por si algún día decides regresar por el.

Mientras tanto pinto corazones al rededor de tu silueta.





domingo, 19 de febrero de 2012

Como siempre, pensé en tí:


Y sucedió que me encontré en mi fiesta, rodeado de mis amigos más cercanos. Todos estaban ahí por mí. Y me sentía feliz por eso.

Bebíamos, brindábamos, reíamos de viejas historias de cuando nos conocimos. Cantábamos a todo pulmón mientras nos uníamos en un abrazo grupal.

Y sucedió que me encontré mirando hacia la ventana que da a la calle de aquel pequeño departamento, buscando su rostro, esperando su llamada o al menos un mensaje que dijera: “Ya voy en camino”.

Pero ese mensaje nunca llegó, y me quedé solo, rodeado de gente extraña ajena a mis pensamientos.


Me encontré solo en el baño, limpiando mis lágrimas para que nadie me viera. “No dejes que esto te arruine la noche”, decían, “Los que estamos aquí te queremos”.

Y en el fondo tenían todos la razón: Si a él le hubiese importado, habría hecho hasta lo imposible por estar ahí. Y es que, sincerándome con mi corazón, esa noche hubiera sido realmente especial si él hubiera llegado, si tan solo se hubiera tomado la molestia de aparecerse aunque fueran 10 minutos yo hubiera estado más que contento.


Terminé comiéndome la paleta de bombones que le compré para San Valentín y rompiendo la tarjeta que con mucha ilusión le hice: “Se va a emocionar cuando la lea”. Qué estupidez.
Y me duele, me duele saber que para él yo no soy importante, que solamente dice que sí a mis invitaciones por puro compromiso. Que mientras yo hablaba con ilusión de que iría a mi fiesta, él hacía planes con sus amigos. Me duele saber que él es hermoso y puede elegir a personas que son mejores que yo, que sus ojos no me ven como yo lo veo a él, que él es perfecto y yo estoy roto desde hace mucho tiempo. Que no tengo oportunidad de estar con él y que se olvidará pronto de mi existencia.

Entonces llegó el amanecer con el final de mi fiesta. Tomé mi abrigo y salí a la calle.

Mientras caminaba miraba hacia atrás “Tal vez se le ha hecho tarde”.

Nunca apareció, ni un mensaje, una llamada. Nada.
Nada. Solamente esa sensación de vacío en el estómago.
Y lágrimas escurriendo en mi abrigo.