BIENVENID@:

"NO TENGO VOZ PARA DECIRLO, POR ESO VENGO Y TE LO ESCRIBO" He creado este espacio para vomitar mis pensamientos (la mayor parte hablan de él/ellos...). También para recrear mis recuerdos de una manera más espectacular, más "artística", por así decirlo, y también menos cotidianos. "Mi pasado es una pintura sin terminar, y como el autor de esa pintura debo rellenar todos los hoyos horribles y hacerlos bellos de nuevo". Mother Monster.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Para mi padre:


Cuando era pequeño, ví a mi papá llorar; mi papá, el que siempre me protegía de los monstruos de la noche y me obsequiaba una sonrisa, una mirada tierna, un abrazo en los días de soledad.

Ahora que he madurado un poco, veo lo difícil que es ser todo un hombre como mi papá. Lo difícil que es llevar el pan a la mesa, fingir alegría cuando las cosas van mal, amar a un hijo aunque a veces este lo decepcione; lo difícil que es ser un ejemplo a seguir, una luz al final del túnel, un pañuelo de lágrimas.

A veces pienso que soy afortunado al tener un papá como el mío; alguien que le da el asiento a la gente mayor en el metro, alguien que respeta los ideales de los demás, alguien que daría cualquier cosa por ver a sus seres queridos bien y felices.

Recuerdo cuando yo estaba en el hospital, recién operado del apéndice; al abrir mis ojos lo primero que veía eran unos anteojos y una sonrisa que me saludaba y me daba los buenos días. Recuerdo también los días de lluvia en los que esos anteojos me esperaban con una sombrilla en la parada del autobús para que no me mojara, o cuando me metía bajo las sábanas para dormir en sus pies porque la noche era demasiado tenebrosa.

Papá nunca se ha sentido avergonzado al presentarme con sus amigos del trabajo, yo sé que tener un hijo gay no es fácil; pero mi papá me ama como soy y siempre me ha inculcado el luchar por lo que quiero ser.

Recuerdo también cuando papá estuvo en el hospital debido a una neumonía, siempre que llamaba por teléfono yo no podía hablar, las lágrimas se aglomeraban en mis ojos, el oír su vos cansada me hacía sentir que el mundo se podría acabar.

Espero poder llegar a ser la mitad de lo que es mi papá para mí. Quisiera que siempre esté orgulloso de mí.

Pocas personas son a las que admiro por su grandeza, mi papá es una de ellas; por que en su corazón no caben la maldad ni la avaricia, y entiende mi manera de ver el mundo al soportar mis locuras.

“GRACIAS A MI PAPI, POR SIEMPRE PROTEGERME DE LOS MONSTRUOS”

Abraham. :D :S

lunes, 29 de noviembre de 2010

Mañana será lo mismo...

No puedo recordar la vez que me miraste, con los ojos llenos de lágrimas en aquella noche de diciembre; tus palabras dolían, como dagas atravesando mi cuerpo entero, pude sentir con amargura como algo se rompía en mi interior.

Eras mi mejor amigo, pero siempre que miraba tus ojos notabas que sentía algo más por ti. Desde aquella primera vez en la que nos conocimos, en un salón de clases en la preparatoria, yo con mis locuras y tú con tu semblante serio y esos ojos negros tan profundos, tan abrumadores.

Ahora que tenemos que marcharnos, supe que me querías. Tú sentías lo mismo que yo; pero nunca me lo dijiste porque el miedo fue mas grandes que tú. No te culpo, tal vez yo habría reaccionado del mismo modo, tal vez peor. Pero yo comencé a cansarme de tu juego.

Cuando dejas que se vaya el amor, como tú los has hecho, no es preciso recordarte que no siempre voy a estar cerca.

Cuando dejas el amor caer, como me dejaste caer a mí, no será extraño que me duela mirarte a los ojos.

No puedo recordar cuando pusiste tu mano sobre la mía, pero no pudiste decirme lo que sentías; y ahora que no estamos juntos tu recuerdo inunda las paredes de mi habitación y tu sonrisa me despierta en las madrugadas.

Es doloroso soñar contigo; por que al abrir los ojos sé que no estás en ninguna parte y que jamás volveré a verte.

Es tan triste todo esto. Me dejaste caer, dejaste que mi amor por ti se fuera marchitando como una flor en invierno, que se pudriera como las hojas en Otoño sobre el asfalto. Mataste todo lo bello que vivía en mi corazón. Y lo peor de todo es que si regresaras, haría a un lado a todos los que me rodean para estar contigo, aunque fuera solamente un día, una tarde, tan solo unas horas para volver a escucharte decir mi nombre o que tus manos rocen mi piel.

Sé que mañana, cuando despierte para ir a la escuela todo será lo mismo; volveré a pensar lo que ahora escribo, tu voz me despertará y tu rostro vendrá a mi mente. Mañana será lo mismo, me repito todas las tardes, mañana será lo mismo.

Abraham.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Oquedad Infinita:


El viento sacude con fuerza las ramas de los árboles, el cielo está gris; tan gris como mi alma. Mientras dejo pasar el tiempo sentado en un asiento para cuatro personas en un establecimiento de comida rápida, mi maleta es mi única compañera de viaje en esta tarde anodina y solitaria en la que no dejo de pensar en ti.
Mientras caminaba bajo la lluvia rumbo al subterráneo, las gotas de lluvia mojaban mis jeans deslavados. A mi alrededor, las personas se guarecían de la lluvia bajo sus paraguas, se abrazaban y sonreían; la lluvia para ellos no parecía un gran problema. Yo seguí caminando.
Me subí a un vagón en el que no había luz, había pocas personas y asientos de sobra, se me quedaron viendo cuando decidí sentarme en el suelo. Cuando el vagón comenzó su marcha y antes de entrar en un túnel, una chica abrazó a su novio y se tomaron de la mano; después la oscuridad lo cubrió todo, solo podía escuchar el sonido metálico de las vías. Ante aquella oscuridad tenebrosa, te imaginé sentado a mi lado; con tu mano extendida hacia mí. Pero cuando busqué tu calidez, me encontré con la oquedad infinita que se extendió a mi alrededor y me abrazó con su frío asfixiante. Tu recuerdo pobló mis ojos con lágrimas.
En cuanto llegué a casa, busqué tu fotografía y me encerré en mi habitación. Mis lágrimas mojaron la almohada mientras mis manos acariciaban tu rostro. La tristeza se apoderó de mí y me sumió en un sueño profundo en el que tú y yo caminábamos juntos de la mano, con aquel atardecer de otoño y la calle mojada. Aquella tarde de otoño en la que me dijiste adiós. Cuando desperté no quise abrir los ojos, era de madrugada y hacía mucho frío, volví a acurrucarme en búsqueda de recuerdos más felices, recuerdos que no involucraran tu nombre ni tu sonrisa. Recuerdos que no llegaron a mi mente y me abandonaron hasta que amaneció, y tuve que levantarme. Y de nuevo el vacío en mi corazón volvió a recordarme que ya no estás.

domingo, 12 de septiembre de 2010

POR UN MOMENTO.


Nunca había sentido o algo igual, es como si solamente yo pudiera ver el encanto que le envuelve.
Es como sentirse diminuto ante su presencia iridiscente, sentir como vibra cada parte de mi cuerpo con el sonido armonioso de su voz, es derramar lágrimas cada vez que le veo marcharse al atardecer, con los últimos rayos del Sol.
Nunca se había visto algo igual, doy gracias a la vida por que el amor también sabe escuchar el silencio. Su piel blanca me cautiva cada vez más, y sus ojos me hacen suspirar cada vez que me veo reflejado en sus pupilas.
Pero la realidad es más dolorosa de lo que me habían dicho, es como chocar contra el asfalto, es rociar ácido en una herida supurante. Es dejar mis ilusiones morir lentamente en mi cabeza, es llenar los vacíos en tu alma con comida y ver como alguien más toma lo que un día creías tuyo.

viernes, 13 de agosto de 2010

Naran:


Hace tiempo que conocí a Naran, prácticamente nacimos juntos; vive en mi alma desde que tengo memoria.

Naran es un pequeño monstruo, y muy travieso; se pasea brincoteando por los espacios de mi mente. Con sus pequeñas garras y dientes afilados juega con mis recuerdos, los revuelve, los rompe en pedacitos y luego se los come; para después vomitarlos en mis ojos a manera de lágrimas.

De vez en cuando lo encuentro jugando con mi corazón, le gusta romperlo y pisarlo cuando está aburrido. Algunas veces se le ha olvidado volver a ponerlo en su lugar, esto hace que sienta un vacío enorme en el pecho, me causa dolorosas arcadas y espasmos interminables de soledad.

Por mucho tiempo intenté deshacerme de Naran; sacarlo de mi mente y desterrarlo de mi vida. pero por más que trato, no puedo decirle adiós; por que siempre me mira con aquellos ojos lastimeros, implorándome que no lo olvide. Es el único que me acompaña todos los días en mi rutinaria existencia, cuando el mundo me parece demasiado absurdo.

Naran está conmigo cuando alguien me decepciona, cuando llueve y todo es opaco.

Naran y yo nos hemos vuelto muy buenos amigos. De repente se ausenta por algunos días, pero cuando regresa hace un embrollo con mis sentimientos, le gusta jugar con el odio, con la soledad y con la apatía.

Existen otros como él, pero los dueños de estos monstruos prefieren no encariñarse con ellos y los llaman de múltiples maneras: miedo, depresión, angustia y subjetividad hacia la vida. Lo curioso es que Naran está hecho de todos esas palabras. De ahí nació la idea de ponerle Naran; es una palabra en lengus tuiqui que significa eclipse, Naran eclipsa al miedo, a la depresión, a la angustia y a la apatía.

Naran me acompaña a todas partes y se empecina en tatuarme en la frente soledad y nostalgia. Ta vez es por eso que lo amo tanto: siempre me hace entender las cosas, aunque de la manera más difícil.

Abraham.

viernes, 6 de agosto de 2010

Antes de caer la noche:

Antes de caer la noche, empiezo el día haciendo una lista de las cosas que DEBO hacer: vestirme, cepillarme los dientes, ir a la escuela, fingir que estoy de buenas… me chocan las cosas protocolarias.
Antes de caer la noche, camino entre la multitud y me mezclo con la cotidianeidad, pretendiendo ser una persona más; un ser humano con una historia común y sin relevancia para el mundo. Una persona que enmascara sus sentimientos y reprime sus ideas por temor a no ser entendido y rechazado; una persona horrorizada por el halo de mediocridad que le rodea todos los días. Sólo me siento a salvo en casa, donde todo es seguro, pero también lleno de silencios.
Antes de caer la noche, pienso que un día me voy a mostrar; que voy a arrancarme la piel con mis uñas para que todos miren como soy por dentro, que cuando hable todo el mundo me notará y sabrán quien soy.
Antes de caer la noche, me encuentro mirando al cielo con la cara empapada en lágrimas; por las personas que he perdido y que jamás van a regresar. Y sueño que el día de mañana ya no habrá dolor, ya nadie me mirará con extrañeza ni me juzgará por lo que soy, que no habrá más burlas por ser distinto. Pero en un país como este los sueños son fáciles de olvidar.
Antes de caer la noche, aún quedan muchas cosas por decir; aunque creo que algunas veces es mejor guardar las ideas en el corazón para que nadie sepa lo que te pasa y no te hieran. Lo mejor que puedo hacer es esperar en silencio en un rincón oscuro, esperando en silencio con mi corazón en la mano esperando a que algo cambie; a que todo sea menos austero y menos vano.

De las cosas que no hablo.

Los días pasan sin distinción, son del mismo color gris. Llueve, hace frío y todo es anódino.
Desde que te fuiste todo oscureció para mí, con tu muerte los colores de mi vida se han ido borrando lenta y dolorosamente; el dios que vivía en mi alma de ha cortado las venas y se desangra copiosamente en mis recuerdos sobre ti.
Ahora que te has ido para siempre, el monstruo de la soledad afila sus garras todas las noches; no duermo presa del miedo. Cerrar los ojos es aceptar que no has de volver, es resignarme a aceptar que ya no existes y que en tus últimos días no pudiste llamarme para perdonarme, ni siquiera pude decirte adiós.
Ya no me dan ganas de sonreír; mi cara se ha vuelto una piedra. Algunos días hundo mi cara en el barro y me arrastro por mi habitación rascando las paredes; intentando buscar una respuesta todo lo que sucedió. No comprendo las palabras que la gente trata de meter en mi cabeza. Son palabras que dicen que has muerto y que tengo que aprender a superarte; pero es difícil cuando en tu vida has más tropiezos que esperanzas.
La palabra cáncer es algo que me aterra escuchar… me hace querer arrojarme al fuego y quemarme en vida; jamás pensé que pudiera pasarte a ti.

sábado, 10 de julio de 2010

ANOCHE EN MIS SUEÑOS.

Anoche estuviste en mis sueños. Yo estaba caminando en un bosque; no había luz, solamente podía escuchar el viento pasando entre las ramas de los árboles y las hojas secas crujiendo bajo mis pies.
Estaba asustado; no sabía hacia donde ir, sentía que algo me observaba entre la espesura de la noche. De la nada comencé a escuchar jadeos feroces y gruñidos por todas partes, ví lo que parecían ser luciérnagas moviéndose a mi alrededor, pero cuando las observé a todas con cuidado me di cuenta de que eran cientos de pares de ojos amarillos que me seguían, se acercaban lentamente .
Sin pensarlo más comencé a correr si saber a dónde; el miedo me asfixiaba, grité pidiendo ayuda pero nadie contestaba, estaba solo en medio de la oscuridad.
Fue entonces cuando alguien gritó mi nombre y vi que eras tú, también corrías y parecías asustado, nos acercamos lo mas rápido posible esquivando troncos y hiedra venenosa mientras los gruñidos eran cada vez más fuertes.
Cuando estuvimos frente a frente sonreíste y abriste los brazos, te abracé lo mas fuerte que pude para intentar calmar el miedo que me mataba por dentro, me puse a llorar en tu hombro. Era el final, estábamos acabados. Y lo peor de todo es que nadie nunca sabría en donde estábamos ni que fue lo que acabó con nuestras vidas.
Conforme pasaban los minutos la llegada de nuestra muerte se hacía más y más angustiosa, podía escuchar las pisadas fuertes y los jadeos desesperados de lo que fuera que nos acechaba; pero el estar en tus brazos, sentir los latidos de tu corazón y sentir tu respiración en mi cuello me hacían sentir seguro; al menos iba a morir a tu lado.
De repente ya no tenía miedo, el estar contigo me hizo sentir que pasara lo que pasara el dolor sería menos estando juntos.
Los gruñidos se escuchaban cada vez más cerca, vi pequeñas manchas amarillas en la espesura de la noche. Tomaste mi cara entre tus manos y me besaste, susurrándome al oído con tu voz de terciopelo: “No tengas miedo; estoy aquí para protegerte. No importa lo que pase o lo que veas, solamente quédate detrás de mí”.
Me diste la espalda para enfrentar a nuestros asesinos, intentando cubrirme con los brazos en posición de pelea. Yo me abracé a tu cintura y recargué mi rostro en tus hombros, juntos esperamos el fina; pero a mí nada de eso me importaba por que estabas a mi lado. Recordé la primera vez que te vi, la tarde en la que te confesé mis sentimientos, tus labios sobre los míos y las cartas que escribí para ti pero que nunca recibiste por miedo a que te aburrieras de mí.
Miles de ojos amarillos nos rodearon y se abalanzaron sobre nosotros mostrando sus hocicos con dientes afilados y llenos de sangre.
Una luz blanca muy potente hizo a toda la escena desaparecer. Yo estaba de regreso en la vida real, había despertado de aquel sueño extraño, con el recuerdo aún fresco de tus ojos mirándome y tus manos acariciando mi rostro.
ABRAHAM.

OJOS NEGROS

Hace poco tiempo encontré unos ojos negros, estaban tristes y olvidados; unos ojos negros que pedían ayuda, que querían ser amados.
Eran muy bellos, pero nadie se había detenido a observarlos con calma y caer en su embrujo abrumador.
En aquellos ojos se escondían mil historias; secretos divinos que me hicieron ver la vida desde otra perspectiva, en sus ojos negros pude entender la inmensidad del mundo, la belleza del mar y la calidez de una sonrisa.
Al principio me empeciné en no dejarme llevar por los sentimientos, pero fue difícil no quererlo; sus ojos negros acunaron mis sueños, guardaron mis miedos y calmaron mi amargura y mis lágrimas. Sus ojos me miraron como nadie lo había hecho antes y me dijeron: te amo.
En sus ojos encontré las piezas faltantes a mi rompecabezas de la felicidad y mi felicidad fue mas grande cuando vi mi reflejo en sus pupilas, las cuales ya no albergaban tristeza; más bien refulgían de alegría.
Desgraciadamente la alegría duró poco, todo terminó cuando la enfermedad, la soledad y el odio opacaron sus bellos ojos, mi reflejo fue perdiendo nitidez conforme sus ojos enfermaron, se fueron apagando lenta y dolorosamente frente a mí. Sus sueños fueron marchitándose poco a poco y la tristeza inundó mi corazón.
Los ojos que un día me abrieron las puertas, se cerraron para no verme nunca más, el odio fulminó sus iris y yo me quedé solo.
Aún tengo sueños en los que la enfermedad se acaba y sus ojos negros vuelven a mirarme.
ABRAHAM.

sábado, 26 de junio de 2010

Mudanzas.

El tiempo se encargó de redecorar mi interior, ha pintado las paredes vacías de tu ausencia color blanco; revistió mi corazón y puso muebles nuevos.
Las tinieblas que parecían cernirse sobre mi alama eretnamente se han desvanecido, poco a poco todas las heridas fueron curadas y sanaron lentamente.
De aquella isla en la que me encontraba alguien construyó un puente sólodo que me contectó con todo un mosaico de sentimientos que había olvidado o que no sabía de su existencia, todo era nuevo; todo era una ilusión.
Conocí a alguien especial, alquien que acunó mis sueños en sus manos y recogió los vidrios rotos para que yo no me lastimara, alguien que renovó mis ideas y me quitó las telarañas de los ojos.
Por un momento fuí felíz, por un momento sentí que podía hacer todo lo que me propusiera, por in instante divino el miedo a mostrarme quedó enterrado en el olvido.
Con cada beso, con cada abrazo, con cada suspiro que salía de sus labios yo me olvidaba del dolor de haber perdido un antiguo amor; aprendí a tragarme mis lágrimas y a mirar a la gente a los ojos.
Por un instante me sentí amado, por un instante que duró dos meses me sentí seguro sabiendo que alguien dormía pensando en mí.
PERO COMO ES SABIDO QUE LO BUENO SIEMPRE SE ACABA; un huracán arrazó con mi interior recién remodelado, vi las flores del jardín muriendo lentamente.
Cuando me dí cuenta de que no regresarías detuve el reloj de la sala, curbí espejos y muebles nuevos con sábanas blancas y las paredes se pudrieron mientras yo lloraba y me moría de tristeza. Era tiempo de regresar a la isla, era hora de mudarse.
Salí por la puerta de atrás y cerré con llave, pero tu nombre me siguió a todos lados: ERNESTO, ERNESTO, ERNTESTO!. Tuve que correr hasta que los pulmones me ardieran para perderlo de vista.
Crucé el puente y llegue a mi isla desierta, en la cual acostumbro esconderme cuando el dolor de la tristeza es insoportable.
Quemé el puente y lo ví arder hasta que solamente quedaron cenizas, espero que nadie se atreva a construirlo otra vez.

martes, 8 de junio de 2010

CICATRICES.


Cicatrices cubren todo mi cuerpo.
Cicatrices que quiero esconder.
Cicatrices que deforman mi cuerpo.
Infectadas por arrancarme las costras, mis cicatrices me recuerdan cada día que solamente soy algo efímero en este mundo, algo anodino.
A veces trato de ocultarlas vistiéndome y tratando de sonreír, pero la vida se empeña en recordarme cual es mi lugar y mi pasado me rompe la quijada.
Mis cicatrices apartan a la gente que amo, optaron por darme la espalda para no pudrirse con mi cuerpo, ahora soy solo un recuerdo en sus mentes, un recuerdo anhelando ser olvidado.
Soy como un florero, como una tumba: solo sirvo para contener algo, para guardar secretos y para callar, pero si el florero se rompe habrá que comprar uno nuevo.
Corté mis venas esperando una muerte lenta pero segura, mis venas se vaciaron por completo pero yo nunca terminé de agonizar.
Ahora soy un espíritu errante, una carcasa vacía errando por las calles. Busco respuestas desesperado, miro a todo el mundo con lágrimas en los ojos, nadie me contesta.

LEFTY GAGA.

Me enamoré de un Centauro.


Me enamoré de un centauro; lo encontré durmiendo en la espesura del bosque, entre la espesa hierba. Sus rizos dorados reflejaban la luz del Sol que se colaba entre las ramas de los árboles.

Me enamoré de un centauro; un suspiro delató mi presencia y él abrió sus ojos azules, la calidez de su mirada y la dulzura de su rostro derramaron un veneno sobre mí. Intenté correr pero sus manos me detuvieron, nuestras miradas se cruzaron y me perdí en sus pupilas transparentes.

Me enamoré de un centauro; al principio tuve miedo de hablarle, de mirarle, miedo de centrar mis emociones, miedo a enamorarme y ser mal correspondido, miedo a que él viera todos mis defectos y miedo a ser yo mismo.

Me enamoré de un centauro; los primeros meses fuimos amigos, me habló del cielo y del infierno, de los secretos de su mundo y de la masacre de su pueblo. Yo le hablé de mi niñez, de mis sueños rotos y de mis sentimientos jamás correspondidos, pero él secó mis lágrimas con el dorso de su mano y me dejo dormir en su regazo. Él me ayudó a entender que no todas las cosas son eternas, que no todo es fácil, me enseñó a escuchar la voz de los árboles, a ver colores en la noche.

Me enamoré de un centauro; pude montar en él y sentir el viento en mis mejillas, pude escuchar su respiración, sentirla en mi pecho, pasé mis manos por sus cabellos, le canté sobre la noche y besé sus labios con delicadeza.

Me enamoré de un centauro; a su lado admiré por primera vez el Sol de media noche, al tomar su mano nada me daba miedo, me susurraba canciones al oído y me hacía sentir en paz. Me hizo creer que siempre me esperó, que yo era una luz en sus noches más oscuras.

Me enamoré de un centauro; pero alguien nos descubrió, nos vio bailando alrededor de las tumbas bajo la luz de la luna llena, nos escucho hablando sobre el amor que nos unía.

Me enamoré de un centauro; una tarde mientras corríamos por el bosque una flecha envenenada atravesó su corazón.

Me enamoré de un centauro; lo vi caer el suelo retorciéndose de dolor, no lo pude salvar, entre gritos de terror abracé su cuerpo moribundo manchando mis manos con su sangre color plata.

Me enamoré de un centauro; le vi morir lentamente, sus ojos no dejaban de mirarme, en su último aliento me dijo que me amaba, dejó de respirar con una sonrisa en sus labios.

Me enamoré de un centauro; entre sollozos saqué la flecha de su pecho y la hundí profundo en mi cuello, mi sangre escarlata se mezcló con la suya.

Me enamoré de un centauro; me arrastré hasta que quedamos frente a frente, como la primera vez que nos vimos, con un último beso sellé nuestra historia para morir cerca de él, entre sus brazos ya sin vida, nada tendría sentido para mí si él no continuaba conmigo. Cerré mis ojos para morir viendo su rostro tranquilo.

“Don´t wanna kiss, don´t wanna touch, just smoke my cigarette and hush; don´t call my name Ernesto” Nadie como tú.

LEFTY GAGA.

sábado, 22 de mayo de 2010


“For all the words you could not said; I promise they´ll be mine”.


Hoy en día, después de casi 12 años, aún le es un poco difícil hablar sobre su pasado, a veces se siente bien; pero otras veces siente como si le quemaran por dentro.
Hace un tiempo alguien le pidió que escribiera como quería ser en un futuro. El escribió que sería totalmente distinto a como es ahora. Ese alguien lo leyó y le dijo que era hermoso tal y como es; pero no es verdad.
Una vez le dijeron que no valía nada. Hay veces en las que no tiene ganas de levantarse y continuar con la cotidianeidad. Nadie ha tenido el tiempo suficiente de escuchar lo que siente, aún existen heridas que se niegan a cicatrizar.


“The one you choose to marry B. I promise, I will find”.


El otro día se sentía muy triste, lloró por que se sentía estúpido, sin miedo y sin valor, el otro día se fue al carajo; es por eso que existen nuevos días. Nadie entiende todo por lo que ha pasado, a veces ni el mismo lo comprende; nunca se ha cruzado con el amor verdadero; el amor del que todos hablan, conoció el significado de la palabra pedofilia a los seis años, una palabra que creó un hoyo profundo de soledad y tristeza que todos los días intenta devorarlo.

“And when your sister call for help, promise I will come”.


Intenta llevar una vida normal por la gente que le quiere, aunque a veces sean renuentes al hacerlo, la mayoría de las veces son mentiras.
Dicen que el amor mueve montañas, algunos dicen que el amor no ha hecho nada por él. Le hicieron creen que el amor lo violó, lo golpeó, lo enfermó de odio, lo trato mal y lo hizo sentirse inútil. Pero eso no era amor.

“Cause when I feel that y may break; your heart, it makes mine strong”.


Tiene la vaga esperanza de que alguien le enseñe a escuchar la voz del viento y a entender que a veces hay daños que enseñan a crecer. Debe haber alguien que le ame, a veces él se ama. Pero casi nadie le entiende, y la mayor parte del tiempo no necesita que lo entiendan.
Learning to love my darkness; learning lo live with them.
LEFTY GAGA.

Fooled me again.


“See the lonely girl,
out on the weekend,
trying to make it pay”


Mira al chico solitario, trae en sus manos una flor marchita, camina por las calles buscando cosas que cree perdidas. Cuando se encuentra con alguien intenta hablar, pero las lágrimas le hacen un nudo en la garganta que le impide comenzar. Han pasado ya varios días y noches cálidas desde que le engañaron otra vez; alguien lo engañó otra vez, decía que le amaba, pero no lo quiere volver a ver. Se siente por debajo de todo el mundo. Últimamente la gente que le rodea ha optado por guardar sus secretos y desterrarlo de sus vidas.
Mira al chico solitario, trae en sus manos una caja de sueños, camina por las calles buscando cosas que cree perdidas. Aguarda en la estación del subterráneo, esperando a alguien que nunca va a llegar, unos dicen que tiene un pacto con la muerte, otros dicen que está loco. Ambas cosas son verdaderas. Sus ojos marrones claman por un consuelo que jamás será mitigado.
Mira al chico solitario, trae una máscara que cubre su verdadero miedo ante las adversidades de la vida, a veces sueña que está en un mundo en el que tiene una vida envidiable, otras veces sueña que se encuentra en una isla desierta muriendo de tristeza.
Mira al chico solitario, visitando los panteones y comiendo lombrices, sus padres creen que vive en una mentira, si tan solo supieran como ha tenido que lidiar con sus monstruos internos no pensarían lo mismo.
Mira al chico solitario, escondido un rincón frío y lóbrego, temeroso de ser descubierto; ajeno al amor, metido en una carcasa llamada cuerpo, de la cual no es dueño. No tiene derecho a ser amado por que cuando era niño le quitaron aquella esencia que hace que todos te sigan.
Mira al chico solitario, escribiendo lo que piensa para solventar el dolor que le carcome, todos escriben sobre amor, pero él escribe sobre tristeza; un sentimiento al cual todos temen, pero él ha tenido que lidiar con eso varias etapas de su vida, a veces cree que es el único sentimiento capaz de inundar su alma.
Mira al chico solitario, ahogando sus gritos en la almohada y enjugando sus lágrimas; lágrimas nocturnas que nadie puede escuchar, por que aunque no lo reconozca sigue sintiéndose triste por que su Sol de media noche se ha ido dejándolo en una isla de dolor.
LEFTY GAGA.

domingo, 2 de mayo de 2010

El espejo.




Era un día gris, como todos los días en mi mundo: in día son novedades, aburrido, aburrido, mecánico, cotidiano; con pinta triste.
Miraba mi cuerpo en el espejo de mi habitación: un espejo con marco roído de madera, gastado ya por los años. Mi reflejo, distorsionado por pequeñas manchas grisáceas hacía de mi figura una masa amorfa.
Acerqué mi cara lentamente para distinguir mis ojos entre el reflejo distorsionado, pero otra cara me miraba del otro lado del espejo: una cara de ojos amarillos y dientes bañados en sangre me sonreía con odio y me invitaba a seguirle.
Puse mi mano frente al espejo, su textura fría y dura cambió a una textura suave, cálida y gelatinosa; hundí mi brazo completo y atravesé aquel umbral sin problema.
Cuando estuve del otro lado pude ver mi habitación vacía; me encontraba en otra dimensión, en un mundo viciado de miedo y peligros inminentes, un mundo en el que se podía respirar la desesperación y la angustia.
Tenía frente a mí un sendero de piedras negras, a ambos lados del camino crecía un césped amarillo, trozos informes de carne reposaban sobre él. Me acerqué un poco y pude ver que eran partes descuartizadas de seres humanos: brazos mutilados, dedos regados por doquier, ojos, lenguas, intestinos adornan aquel césped; de las cabezas con bocas abiertas y cuencas oculares vacías surgen flores de colores vivos, los restos de torso parecen moverse: están llenos de gusanos. Por todo el lugar hay un olor a podredumbre.
Caminé por el sendero en línea recta hasta que atisbé un pequeño claro en cuyo centro crecía un árbol seco, cadáveres colgados de sus ramas desnudas lo infestaban; se mecían con lentitud gimiendo de dolor por no poder descansar en paz. Cuando me acerco a ellos, los cadáveres giran sus cuellos para mirarme y lanzan sur brazos hacía mí pidiendo ayuda: susurran mi nombre.
Cuando empecé a subir el claro, magnetizado por aquellas caras de dolor, una carcajada diabólica llamó mi atención, seguida por los golpes fúnebres de un tambor. Seguí el sonido de aquel tambor y llegué a un campo abierto donde sonaba una música discordante; calaveras bailaban en círculo siguiendo aquel ritmo demoniaco, se retorcían, riendo sin sonreír.
Cuando el baile se termina, varios esqueletos se abalanzan sobre mí y me tumban sobre el campo, fue cuando vi por primera vez el cielo de ese mundo: púrpura con manchas rojo sangre.
Aquellas parcas comienzan a arrancar con sus dientes mi piel en tiras delgadas, no siento dolor; todas aquellas figuras huesudas devoran mi carme a pedazos, la sangre que escurre mancha sus blancos armazones. Empieza el festín, todas ríen a carcajadas.
Después llevan los restos de mi cuerpo al césped amarillo, en una procesión llena de salmodias infernales. De mi cabeza comienzan a surgir flores de vivos colores y mi torso comienza a llenarse de gusanos.

LEFTY GAGA

Collar de espinas.


Me hice un collar de espinas, lo llevo amarrado al cuello, se hunde en mi piel haciéndola sangrar y causándome dolor: me recuerda con cada punzada y con cada gota de sangre tu silueta abandonándome bajo el crepúsculo.
Con las cartas que escribí y que nunca recibiste, hice flores de varias formas, flores blancas que adornarán tu tumba como un altar a algún dios pagano ya olvidado.
En tu ausencia infinita caminare por las calles desiertas, bajo la lluvia la oscuridad se cernirá sobre mí y me abrazará llevándome con ella, volaré sin miedo a caerme por que ya no tengo nada que perder.
Me he cansado de buscar una salida en este laberinto de encierro, rasgué las paredes de la angustia hasta quedarme sin uñas y sangrar mis nudillos, grité en silencio desesperado clamando ayuda; lloré mirando al cielo en busca de respuestas a el miedo que me quemaba por dentro, pero el sol ha quemado mis ojos y nadie me dejó alojarme en su corazón.
Un ángel de la muerte me tomará en sus brazos y me protegerá con sus alas en un sueño profundo de edades ciegas, dormiré en su abrazo eterno hasta que todo lo que conozco haya quedado en el olvido y destruido e irreconocible por el tiempo; de esta manera escribiré una nueva historia: una historia en la que tú no existas.
Voy a aprender a amar mis tinieblas, voy a aprender a vivir con ellas.
LEFTY GAGA.

martes, 27 de abril de 2010


La noche llega cobijando mi tristeza, encerrándome en la más oscura de mis pesadillas. No puedo dormir, el silencio es demasiado insoportable y mi duelo me carcome por dentro. Desesperadamente intento escapar a la inconsciencia, pero tu recuerdo no me lo permite.
Amanece, el día es gris y llueve; me visto lentamente con ropas negras, mis gafas de sol cubren mis ojos hinchados de tanto llorar, salgo de casa con un caminar acompasado, lento; todos a mi alrededor me observan con gestos que esbozan lástima.
Llego al lugar acordado, todos marchan al ritmo de mi compás, rostros con velos negros y muecas de dolor acompañan la música que ambienta el lugar con un aire fúnebre. Todos lloran a mi alrededor, todos gimen al unísono de un nombre. Hay desconcierto por todas partes. Yo continúo caminando con la resignación tatuada en al frente.
Voy camino a tu funeral, puedo ver la carroza que lleva tu sepulcro, tu madre y tu padre cargan ramos enormes de flores blancas a los costados de la misma, sus rostros no dejan de llorar.
Tus hermanos van abrazados, acariciando el espejo de la puerta trasera, desde donde se asoma un féretro; sus gritos deforman tu nombre en un gesto de dolor. Todo es pena, todo es gris.
Continúo caminando hacia el cementerio bajo mi paraguas azul. Lágrimas púrpuras salen por debajo de mis gafas negras.
Cuando llegamos al lugar en donde tu cuerpo sería enterrado, todos rezan, todos lanzan flores, todos se abrazan; yo permanezco alejado de aquella situación, tu sepulcro baja lentamente hacia el lugar de tu último descanso.
Tu madre se acerca para lanzar el primer puño de tierra. Está destrozada. Tu padre, detrás de ella esconde la cara con una de sus manos, pareciera que no logra dar crédito a lo que ven sus ojos.
Poco a poco, los dolientes de retiran, hasta quedar solamente tus hermanos, ambos caen de rodillas ante tu tumba, hunden sus manos en la tierra, con sus rostros secos ya por llorar tanto.
Yo solamente observo.
Siento una mano rozar mi hombro, lentamente volteo hasta quedar frente a tu cara, irradia luz y serenidad, le das color a la nube gris de tristeza que vicia el lugar.
Te veo tranquilo, te veo sereno. Te puedo ver. Me quedo inmóvil ante tu presencia, ¿No acabo de llorar tu muerte?. Me sonríes y te acercas lentamente, acercas tus labios a mi mejilla y me besas. Pero no siento nada. No siento la tibiez de tu boca contra mi mejilla. Es como si fueras un fantasma.
-Todo va a estar bien. Sólo déjame partir. Dile a todos que los amo. Te voy a extrañar. A ti también te amo.
En cuanto terminas de hablar, tu imagen se desvanece, y vuelvo a escuchar el llanto lastimero de tus hermanos. Todo continúa lúgubre, sigue lloviendo, sigo llorando.
Yo también te voy a extrañar. Yo también te sigo amando.

A veces


A veces, en la oscuridad de la noche cuando los monstruos salen del clóset para devorarme, busco tu mano en el inmenso lado frío de la cama. Jamás la encuentro.
A veces, cuando voy camino a casa después de un día tedioso y abrumador, busco tu cara entre la gente que pasa alrededor, con la esperanza de verte aunque sea de lejos y saber que estás bien. Jamás la encuentro.
A veces, cuando la soledad y el miedo se unen en un grito sórdido, me aíslo en un rincón y escribo sobre ti para saber que aún respiro, para saber que lo nuestro fue real, como un escape de la exasperante cotidianidad que llena mi vida.
A veces, cuando la desesperación infecta mi corazón, me vuelvo transparente para que puedas ver que mi interior está podrido, sin ti todo se muere, se cae a pedazos; quiero ve vengas a rellenar esos vacíos que me sofocan. Pasas de largo y ni siquiera me miras.
A veces, cuando me alejo de las personas y mis amigos me preguntan por qué, acostumbro bajar la mirada y crear una mentira lo suficientemente convincente para escapar de nuevo, no entenderían la razón real por la cual acostumbro correr y esconderme. Podrían pensar que estoy loco.
A veces siento que te llevaste aquellos días de verano que tanto amaba.
A veces, cuando me miro al espejo y no me gusta lo que veo, recuerdo tus palabras: “eres hermoso tal como eres”. A veces pienso que son mentiras.
A veces, cuando me despierto en medio de la noche, asfixiado por las pesadillas, grito tu nombre entre sollozos para que tu recuerdo calme mi aturdimiento. Nunca funciona.
A veces siento que me gusta vivir del ayer.
A veces siento que no vivo.
A veces creo que nadie va a llenarme como tú la hacías.
A veces creo que no hay nadie como tú.
Nadie como tú.
LEFTY GAGA.

domingo, 18 de abril de 2010

SILENCIOS ETERNOS.


Cuando camino a tu lado y pregunto por que ya no tomas mi mano: Silencios eternos.
Siempre he necesitado de abrazos y de tus palabras de aliento cuando la vida me asusta, de un tiempo a la fecha sólo tienes una respuesta: silencios eternos.
Tus labios han pronunciado un nombre que no era el mío y quise saber si alguien mas llenaba los vacíos que yo no podía llenar aún: silencios eternos.
Una tarde bajo la lluvia esperando ver tu cara, te llamé para preguntarte sí vendrías: silencios eternos.
Aquella noche en la que dijiste que ya no me amabas y yo con lágrimas en los ojos pedí una explicación basta y sobria, con los brazos al aire has respondido: silencios eternos.
Silencios eternos, silencios y más silencios; colmando mi vida, abarrotando las calles, ensombreciendo cada recuerdo tuyo, cada beso, cada instante infinito refractado de mil modos en un Sol que se apagó cuando moriste.
Mirándome al espejo me doy cuenta de quién soy, pero no estoy seguro de querer seguirlo siendo si no estás tú en mis planes, ayudándome a seguir, proyectando las palabras que me son difíciles de mencionar.
Personas van y vienen arrancando trocitos de mi corazón para colgarlos de adorno en sus vestidos y sombreros, yo dedico mi vida a hacer lo mismo, pero tú decidiste comerte las sobras de lo que un día fue un alma brillante, una luz al final del camino, un sendero de paz entre tantas muertes y fracasos ocurridos que eclipsaban mi felicidad absoluta.
Otrora temía a la oscuridad, al fracaso, al holograma espiritual del rechazo, al culto de la apatía y la hipocresía. Tenía miedo a seguir y forjar mi propio camino en soledad con mis armas, que son muy pocas, para no destrozar mis sueños opacados y terminar por perder la cordura total ante las palabras de mis amigos que comienzan a perder su sentido.
Esta vez es diferente, no existe la resignación, comienzo a darme cuenta de que no necesito de ti para sentirme completamente feliz, no puedo quedarme estancado en tus recuerdos llorando por las noches esperando por algo que jamás va a suceder.
Es doloroso aceptarlo pero el mundo no se acabó cuando terminaste conmigo; y no creo que se acabe por dejar de lamentar el que no escribiré mi vida a tu lado ni al lado de nadie más.
Levanto mi copa para brindar por todos lo corazones que han sido rotos y zurcidos innumerables veces. Con estos silencios eternos le abro la puerta a la soledad como mi única compañera hasta que la persona indicada atraviese mis ojos y esté dispuesto a compartir las incertidumbres del destino conmigo. No creo que sea tan duro después de todo. Entre dos es más fácil cargar una cruz, al menos espero no morir en espera.
Con los ojos cerrados me entrego de nuevo a los juegos del amor, consciente de que puedo salir perdiendo de nuevo. Pero qué sería de mí si no arriesgo. Ya he sentido el golpe de la decepción, estoy más que preparado para ser golpeado de nuevo, esta vez no será tan doloroso como otras veces.
Lamento el no poder explicarte por qué he decidido apartarte de mi vida, pero tú dejaste dudas sin respuesta por más de un año, así que no intentes hacerte el interesado ahora que ya no acudo a tu llamada.
LEFTY GAGA.

jueves, 15 de abril de 2010

PASEANDO EN TUS RECUERDOS


Intentaba encontrarme entre los resquicios de tus recuerdos, caminé por todas partes deseando encontrar pedacitos de mi amor y con ellos construir unas alas para colar lejos del dolor de tu olvido; pero solamente encontré cenizas de lo que algún día fue llamado una ilusión e hice un veneno para matar cualquier deseo o manifiesto que involucrara mencionar tu nombre.
Quisiera quemar toda evidencia de lo que algún día soñé ser a tu lado y escribir con sangre los recuerdos vivitos a tu lado para inmortalizar lo que algún día anhelé y enterrarlos en el rincón más lejano de mi corazón.
Los ejes de mi vida comienzan a debilitarse. Resignado a un futuro incierto en el cual tu no apareces me hace más difícil el camino cavando agujeros de soledad a cada paso que doy.
Me aislé en el rincón más lejano de tu mente al no encontrar ningún recuerdo de mí, lloré en silencio desechando en cada lágrima el deseo ardiente de despertar pensando en ti, en tus manos, en los besos prometidos que jamás eclipsaron, en verme reflejado en tus ojos. Recordé como salí huyendo de tu vida con los ojos llenos de tristeza cuando me percaté de que alguien más ocupaba el lugar que alguna vez, en un tiempo muy remoto fue mío. Alguien mejor que yo me suplantó terminando de pintar mi panorama de negro sobre los bosquejos grises. No pude soportar ver su cara en tus pupilas, tanto así que mis ojos se quemaron como el miedo a no tenerte cerca. De esta manera fue como decidí arrancarme el corazón y dárselo a los cuervos.
Me levanté y comencé a correr desesperadamente intentando salir de tu mente lo mas prono posible, no pude encontrar un solo recuerdo en cual yo fuera el protagonista, las esperanzas se me acabaron.
Comenzó a llover y me desvanecí poco a poco de tu subconsciente hasta que de mí no quedó absolutamente nada.
Fue así como entendí que mi vida da igual con o sin mí en la tuya.
LEFTY GAGA.

jueves, 25 de marzo de 2010

INFRATIERRA...


Camino por las calles sin tener un rumbo fijo, las caras que miro no me resultan familiares: se deforman en muecas monstruosas y me miran con odio.
M e encuentro en Infratierra, donde todo es gris. El olor a olvido vicia el aire que respiro; me quema la nariz y derrite mis pulmones. El miedo llena todos los callejones oscuros, la desesperación de derrama por los anaqueles y la tristeza está a la moda en todas las tiendas.
Arrastro un pie delante del otro; como si cada paso me llevase a una muerte dolorosa, la fría realidad me cala hasta los huesos. No hay nada con que cubrirme.
Tropiezo y caigo al suelo golpeando el frío concreto con la cara, un líquido rojo sale por mi sien.
Miro hacia el cielo nublado, pequeñas gotas de lluvia caen en mi rostro, se quedan en mi cabello como esquirlas de cristal.
La gente me pasa por encima, me pisa, me escupe, me patea; pero no quiero ponerme de pie: el camino de la soledad es demasiado doloroso.
Un cuervo vuela sobre mi cabeza; desciende lentamente hasta aterrizar en mi frente, siento sus garras enterrándose en mi piel.
Miro tu nombre tatuado en mi muñeca por última vez, es hora de dar fin al suplicio de no tenerte cerca.
Mis ojos son devorados por aquel cuervo, su nombre es depresión.
Al poco tiempo más y más cuervos comienzan a llegar y se alimentan de mi cuerpo: arrancando, picoteando, deshaciendo y destazando cada uno de mis miembros hasta que dejan mi cuerpo hecho una masa irreconocible.
Ya no siento dolor, únicamente paz. Mi vida ha acabado.
El sol azul sale entre las nubes después de la llovizna, quema mi cuerpo, hirviendo la sangre se ha derramado por el concreto formando una mancha amorfa.
Me vuelo cenizas que la gente lleva en sus suelas.
Todo sigue su rumbo en Infratierra, en donde todos son bienvenidos.
LEFTY GAGA.

A poem por Erick.


Sometimes, I want to take off my skin;
I want to pull it all because
I wish that you see how I feel inside;
All because you just looked at me.
My eyes can tell you everything,
My mouth lulls what I feel
You`ll know my thoughts
Whit a simple touch of you hands.
You can eat my hart, but
I´ll always gonna think in your smile.
When I feel that I may broke
Your laugh will made me strong.
I´ll always gonna gift you my love
Even if you don´t love me.

LEFTY GAGA.

domingo, 21 de marzo de 2010

Once


Once, I wanted to fix the broken smile in your face, I wanted to take the most beautiful colors in the world and put them in your brown eyes; I wanted to take a mirror and show you that you`re beautiful, I wanted to turn your life and make it more interesting; but the world denyed and falled on my bubble dreams.

The world denyed and makes my hart exploit.

Today your smile still broke, your eyes still look at me with sadness and I still being me.

I couldn´t fix you, I couldn´t hide my sadness with make up , my weakness and my fear neither; I couldn´t hide my loneliness that eats me every day.

I couldn´t hide the tears when you gave up.

It´s like if all the happiness was disappear; all my world it`s grey now, the storm wants to get in across mi mind, it wants to broke the crystal box where I guard your memories.

Once, I wanted to built a wall that never let you in into my hart, I wanted to look your face and tell you that you was my world, I wanted to make you understand that there´s no body like you, you are the only that I want.

But the world denyed.

And at this point I still being me.

LEFTY GAGA.