BIENVENID@:

"NO TENGO VOZ PARA DECIRLO, POR ESO VENGO Y TE LO ESCRIBO" He creado este espacio para vomitar mis pensamientos (la mayor parte hablan de él/ellos...). También para recrear mis recuerdos de una manera más espectacular, más "artística", por así decirlo, y también menos cotidianos. "Mi pasado es una pintura sin terminar, y como el autor de esa pintura debo rellenar todos los hoyos horribles y hacerlos bellos de nuevo". Mother Monster.

lunes, 13 de junio de 2011

Entre el Maizal:


Una vez más, la noche cayó sobre el pueblo de San Luis Rey. Pero esa noche era especial, las antiguas casonas de piedra de cantera estaban adornadas con flores blancas y mazorcas de maíz que eran bañadas por la luz de la luna.

Una vez más se celebraba el Festival de la Luna Llena; celebran las buenas cosechas. El pueblo entero se reunía esa noche en las afueras del pueblo, junto al gran maizal para celebrar. Ahí, todos los jóvenes bailaban en parejas alrededor de la gran fogata, al ritmo de una música casi hipnótica de flauta y tambor, una música que invitaba a las jóvenes parejas a bailar hasta el cansancio, mientras que los adultos se sentaban en el césped bajo el gran árbol que marca el sendero que lleva a San Luis Rey, para beber vino y platicar amenamente.

Y muy cerca de todos ellos estaba yo, escondido entre el maizal, donde nadie podía verme, aunque yo pudiera verlos a todos. Nunca me había sentido cómodo al bailar con una de las chicas. No me atraían. De ahí que siempre me tacharan de retraído, porque desde niño me quedaba en mi habitación mirando hacia la ventana para ver jugar a los demás, la soledad había sido mi mejor amiga durante mucho años, y lo fue más cuando me di cuenta de que no era igual a los otros niños, que tenía que resguardarme del mundo lleno de prejuicios. Que tenía que salvar a mi familia de las humillaciones que podrían venir si mi secreto salía a la luz. Yo me sentía bien conmigo mismo, pero la gente es mala y las palabras a veces duelen más que los golpes. Simplemente no soportaría verlos sufrir por algo que ni siquiera yo elegí ser.

Prefería esconderme entre el maizal y verlo bailar, a él; al muchacho de cabello rizado y ojos color miel. El chico con el que había tenido muchos sueños confusos y a veces placenteros. Lo miraba cuidadosamente, como caminaba, como sonreía, como pasaba de chica en chica al bailar. Todos esos años en los que me escondí en el maizal lo había visto crecer conmigo, lo admiraba, era tan guapo, tan amable, llamaba tanto la atención que los demás chicos querían ser como él. Pero jamás lo lograban, no se podían comparar con él.

Por un momento lo perdí de vista, pensé que se había ido a dormir, en ese caso yo ya no tenía nada que ver. Estaba a punto de irme cuando escuché a alguien acercarse, lasgrandes ramas de maíz se movían y trazaban la ruta de alguien que se acercaba poco a poco a mí. No pude contener mi miedo a ser descubierto y emprendí la huída… cuando escuché su voz:

- Hey! ¿Por qué huyes?.

Paré de correr cuando lo escuché hablar, tardó unos segundos en aparecerse frente a mí, tenía la respiración agitada. No podía creer que estuviera ahí, me había descubierto ¿Sabría también que lo miraba solamente a él? No supe que responder él volvió a preguntarme:

- ¿A dónde ibas? ¿Por qué nunca te he visto con todos los demás?.

Seguía sin saber que responder, él me miraba fijamente con una sonrisa, su aliento olía a cerveza. Pero no lo suficiente como para tapar el aroma de su perfume de canela. Se acercó más hacia mí hasta que quedamos frente a frente:

- ¿Porqué no me contestas? ¿Tienes miedo de que les cuente a los demás lo que haces durante el festival?

- No es que tenga miedo, es que nadie me había descubierto. ¿Cómo lo hiciste?

- Te seguí desde que saliste de tu casa, siempre me había preguntado porqué esperabas a que nadie estuviera en el pueblo para venir aquí. Solo yo he sido el único que he puesto atención y ya te descubrí, pero ¿Porqué lo haces?

Seguía un poco en shock por estar frente a él, me gustaba desde hacía mucho, desde que éramos niños y lo veía jugar con los demás desde mi ventana, y ahora lo tenía frente a mí, donde nadie nos miraba. Todo tan íntimo.

- Si te digo la verdad ¿Tengo tu palabra de que no se lo dirás a nadie?

Él dudó unos segundos, pero después accedió:

- Está bien, aunque creo saber porqué te escondes de todo el mundo.

Sus palabras me cayeron como un balde de agua fría, no supe que decirle, así que continuó hablando:

- Tú no eres como los demás, jamás te he visto bailar con alguna de las chicas, nunca vas a la taberna con los demás chicos. Y además, esa forma en la que me miras. A veces me da escalofríos.

Así que ya se había dado cuenta de cómo lo miraba. De nada servía esconder nada, de todos modos tenía su palabra, y eso valía algo ¿o no?

- Al parecer ya lo sabes todo ¿Para qué lo preguntas entonces?

-Entonces yo te gusto.

- Tú… sí, me gustas. Prometo no mirarte tanto, solo no se lo digas a nadie. Ya tengo que irme.

Me sentía culpable, como si me hubieran descubierto haciendo algo realmente malo, si se llegaba a saber esto en el pueblo, ya me idearía la manera de negarlo todo. Le dí la espalda y comencé a caminar para salir del maizal, pero él me alcanzó y me tomó por un brazo. Me volteó y quedamos cara a cara de nuevo, el aroma de su perfume causaba un efecto extraño en mí. Me embriagaba su aroma.

- ¿Porqué te vas?

- Porque ya no hay nada de qué hablar, lo sabes todo. Ve a bailar, las chicas te esperan.

- Y si te invito a bailar a ti?

Yo comencé a reírme, aunque mi cabeza no rechazó la idea. Pero ambos sabíamos que era una broma:

- No, gracias. Tu imagen de macho se borraría por completo y se burlarían de ti si me sacas a bailar alrededor de la fogata.

- Y quién habló de salir a la fogata? Podemos bailar aquí, hay suficiente espacio, además la música ha cambiado de ritmo. Ahora es mucho más lenta.

Mis nervios comenzaron a atacarme. Mis sueños se estaban haciendo realidad. Él puso mis manos sobre sus hombros y luego me tomó por la cintura, como si yo fuera la chica, y comenzamos a bailar. Yo lo miraba fijamente y el sonreía con los ojos cerrados, parecía divertirle lo que hacía. Me habló entonces al oído:

- Yo tampoco soy como los demás, no te juzgo por nada. De hecho me caes bien, no dejes que los demás decidan quién debes ser.

- Nunca pensé que pensaras de esa forma, ojalá todos pensaran como tú. Todo sería más fácil. Además, si te caigo tan bien ¿Porqué nunca me hablaste?

- Porque nunca salías a jugar, o a la taberna, y siempre caminas con la mirada baja, como queriendo pasar desapercibido.

Guardé silencio y seguí aspirando su aroma. Seguimos bailando, yo recargué mi rostro en su pecho. Cuando la canción terminó continuamos abrazados, su aroma me gustaba demasiado. Pocos segundos después dijo:

- Mañana me iré a la ciudad. Voy a vivir a casa de mis tíos. Quiero ser médico.

Alcé mi rostro para verlo. No sabía que se iría al día siguiente, nadie lo sabía más que él y sus padres. No pude evitar sentirme triste, mañana no lo volvería a ver, el sueño había terminado.

- Entonces esto es un adiós.

- Eso creo. Pero volveré en las vacaciones. ¿Me hablarás en ese entonces?

- Sí.

- ¿Lo prometes?

-No creo te quedes sin amigos por aquí, todos quieren ser como tú.

- Pero no a todos los considero mis amigos.

- Nunca he hablado contigo ¿Y ya me consideras tu amigo?

- Tengo toda la noche para averiguarlo ¿No crees?. Ven, siéntate.

Nos sentamos y comenzamos a hablar sobre nuestras vidas, era gracioso, habíamos crecido juntos, pero nunca convivimos el uno con el otro. Me di cuenta de que en realidad él era distinto a los demás, era amable, sincero, alegre, respetuoso y sobre todo muy abierto.

Yo le conté mi vida, mi infancia poco interesante detrás de la ventana de mi habitación, mi adolescencia confusa por no saber quién era yo realmente, mis preocupaciones por mantener mi vida en secreto, lo que me gustaba de él, y muchas cosas más. Él me habló de sus sueños, sus miedos, sus más oscuros secretos.

No nos dimos cuenta de cuando terminó la fiesta, comenzaba a amanecer cuando él me dijo que era hora de irse a preparar para su viaje a la ciudad.

Se puso de pie y me ayudó a levantarme. Entonces se despidió:

- Muy bien, ahora sí adiós. Me gustó platicar contigo, una platica de las más interesantes que he tenido. ¿Entonces, somos amigos?

- Sí, somos amigos.

- Bien, entonces te veré pronto.

Se acercó para darme un beso en a mejilla, luego me abrazó. Yo también lo abracé.

Vi su silueta desaparecer entre el maizal, el sol empezaba a salir, hacía un poco de frío. Pero no me importaba, porque aquel amanecer había conocido a alguien en verdad especial. A un ángel al que siempre amaría.

Abraham.

lunes, 6 de junio de 2011

Un Unicornio de Luz:


“Ride, ride, pony, ride ride.

Rie, ride, pony, tonight”

Highway Unicorn (Road to Love).

Me gustaría que todo fuera más nítido, que los colores de tu alma fueran más claros de descifrar en tus ojos; para no malinterpretar tus palabras.

Que la tristeza que me invade en temporadas fuera más llevadera y no me obligara a esconderme entre la gente para evitar el contacto con tus ojos… solo una mirada tuya y me enamoraré de nuevo, volveré a nacer una y mil veces.

Así podría dejar de desear que mires mi silueta y adivines lo que hago cuando bailo en la oscuridad. Y podría reubicar mis sentimientos para encerrarlos con llave… porque es el único modo de no salir lastimado.

Hay días en los que siento que no hablamos el mismo idioma, días en los que vivo angustiado por vivir en el borde de mis pensamientos más viles y de mis lagrimas jamás correspondidas; como si perdiera mi identidad sólo por el hecho de que no pronuncies mi nombre o que no me mires al pasar.

Me gustaría dejar de vivir con este vacío en mi estómago; el vacío que ha dejado tu ausencia al pasar por mi vida y arrancarme las ilusiones con tus garras de frialdad.

Antes solía decir que mi cuerpo era como un santuario, y que mi sangre era pura. Pero desde que te conocí, digo que eres mi religión. Ahora que te has ido me arrepiento de, haber pronunciado aquellas palabras y reemplazarlas con tu nombre, un nombre que no podré escribir en mis cartas de amor, o en alguna invitación a mi boda.

Desearía ser fuerte sin tener que pensar en ti, en nosotros; en algo que jamás ha de consumarse.

Sólo me queda esperar en esta fría noche a que mi unicornio de luz se aparezca y escapar de esto. Montaré su lechoso lomo y acariciaré su crin llena de pureza. Cabalgaré en medio de la noche mientras su blancura refulge entre pa penumbra y traza el camino con su cuerno brillante. Un camino que me lleve a una vida nueva, con nuevas ilusiones. Una vida sin ti.

Porque en este momento me aterra la idea de morir solo y no volver a encontrarte.

Abraham.

miércoles, 1 de junio de 2011

Pensé que ya te habías marchado:


Pensé que ya te habías marchado de mi mente, que tu recuerdo había sido enterado en lo más oscuro e inhóspito de mi corazón, que me habías arrancado hasta la última esperanza para quemarla ante mis ojos. Pero esta mañana volví a sentirme corto de identidad… al parecer no he tenido suficiente.

Por un momento creí que ya no dolías más, que tu heterosexualidad ya había sido asimilada y no hería mis sentimientos, que podría vivir en el límite donde se terminan mis deseos y comienzan tus excentricidades.

A veces siento que esto es patético. Es patético enamorarse de alguien equivocado; enamorarse de un heterosexual. Dejarse llevar por la imaginación y malinterpretar las situaciones. Pero ¿Qué es más patético?:

1. Darse cuenta de que la persona de la que se está enamorada sabe como hacerte sentir mal y confundirte con sus actitudes y no hacer nada al respecto?.

2. Meterse a otro ser humano en la cabeza con características muy similares al que se quiere olvidar para no profundizar más.

Ya no sé que hacer conmigo, siento que mi vida es insignificante si él no me mira.

Cuando él desaparece, siento una especie de calma, porque cuando no lo veo no existen comentarios que ofendan mi sexualidad o mi físico; me siento contento con quien soy.

Pero cuando él se acerca, mi alma se oscurece poco a poco, porque siento envidia de ellas; de las chicas a las que ves pasar y ni siquiera respiras. Porque quisiera ser una de ellas cuando insinúas que soy una burla, porque mi cuerpo es el de un hombre y mi corazón a veces siente cosas que solamente las chicas pueden entender.

Porque te da asco ver a dos hombres besándose y me incitas a creer que estoy mal por ser quién soy, que debo pedir perdón por ser homosexual y por estar enamorado de ti.

Es gracioso a veces, porque siempre intentas acercarte para sentir el ego más grande y poder decir que eres tan guapo que hasta los hombres se enamoran de ti.

Aunque, creo que lo peor de todo es que si tu me lo pidieras, sería capaz de olvidarlo todo. Porque sé que detrás de todos estos sentimientos encontrados, esas noches llorando porque me haces sentir menos y por todas las cosas que hemos pasado; sé que hay un sentimiento fuerte de amistad de mi parte, porque deseo guardar esos buenos momentos que pasamos antes de que me enamorara de ti. Y antes de que cometiera el enorme error de decírtelo.

Abraham.