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"NO TENGO VOZ PARA DECIRLO, POR ESO VENGO Y TE LO ESCRIBO" He creado este espacio para vomitar mis pensamientos (la mayor parte hablan de él/ellos...). También para recrear mis recuerdos de una manera más espectacular, más "artística", por así decirlo, y también menos cotidianos. "Mi pasado es una pintura sin terminar, y como el autor de esa pintura debo rellenar todos los hoyos horribles y hacerlos bellos de nuevo". Mother Monster.

sábado, 10 de julio de 2010

ANOCHE EN MIS SUEÑOS.

Anoche estuviste en mis sueños. Yo estaba caminando en un bosque; no había luz, solamente podía escuchar el viento pasando entre las ramas de los árboles y las hojas secas crujiendo bajo mis pies.
Estaba asustado; no sabía hacia donde ir, sentía que algo me observaba entre la espesura de la noche. De la nada comencé a escuchar jadeos feroces y gruñidos por todas partes, ví lo que parecían ser luciérnagas moviéndose a mi alrededor, pero cuando las observé a todas con cuidado me di cuenta de que eran cientos de pares de ojos amarillos que me seguían, se acercaban lentamente .
Sin pensarlo más comencé a correr si saber a dónde; el miedo me asfixiaba, grité pidiendo ayuda pero nadie contestaba, estaba solo en medio de la oscuridad.
Fue entonces cuando alguien gritó mi nombre y vi que eras tú, también corrías y parecías asustado, nos acercamos lo mas rápido posible esquivando troncos y hiedra venenosa mientras los gruñidos eran cada vez más fuertes.
Cuando estuvimos frente a frente sonreíste y abriste los brazos, te abracé lo mas fuerte que pude para intentar calmar el miedo que me mataba por dentro, me puse a llorar en tu hombro. Era el final, estábamos acabados. Y lo peor de todo es que nadie nunca sabría en donde estábamos ni que fue lo que acabó con nuestras vidas.
Conforme pasaban los minutos la llegada de nuestra muerte se hacía más y más angustiosa, podía escuchar las pisadas fuertes y los jadeos desesperados de lo que fuera que nos acechaba; pero el estar en tus brazos, sentir los latidos de tu corazón y sentir tu respiración en mi cuello me hacían sentir seguro; al menos iba a morir a tu lado.
De repente ya no tenía miedo, el estar contigo me hizo sentir que pasara lo que pasara el dolor sería menos estando juntos.
Los gruñidos se escuchaban cada vez más cerca, vi pequeñas manchas amarillas en la espesura de la noche. Tomaste mi cara entre tus manos y me besaste, susurrándome al oído con tu voz de terciopelo: “No tengas miedo; estoy aquí para protegerte. No importa lo que pase o lo que veas, solamente quédate detrás de mí”.
Me diste la espalda para enfrentar a nuestros asesinos, intentando cubrirme con los brazos en posición de pelea. Yo me abracé a tu cintura y recargué mi rostro en tus hombros, juntos esperamos el fina; pero a mí nada de eso me importaba por que estabas a mi lado. Recordé la primera vez que te vi, la tarde en la que te confesé mis sentimientos, tus labios sobre los míos y las cartas que escribí para ti pero que nunca recibiste por miedo a que te aburrieras de mí.
Miles de ojos amarillos nos rodearon y se abalanzaron sobre nosotros mostrando sus hocicos con dientes afilados y llenos de sangre.
Una luz blanca muy potente hizo a toda la escena desaparecer. Yo estaba de regreso en la vida real, había despertado de aquel sueño extraño, con el recuerdo aún fresco de tus ojos mirándome y tus manos acariciando mi rostro.
ABRAHAM.

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