destino y que al crecer tú cambiarías.
Mi vida estaba hecha a tu lado, desde que eramos unos simples niños viendo llover por la
ventana de tu habitación; ojalá esa imagen fuese eterna y solamente existieras tú para mí.
Sin embargo tú maduraste y olvidaste la promesa que hicimos bajo el árbol de tus abuelos; la
promesa de estar siempre juntos sin importar qué tan diferentes fuésemos al pasar los años.
Yo sigo como aquel niño que estrechó tu mano bajo ese árbol que ahora no es más que un
tronco seco y lleno de espinas.
Pero yo nunca pude crecer ni superar el ver como te alejaste poco a poco al conocer nuevas
personas mucho mejores que yo y, por supuesto más divertidas. El mundo que había
conocido hasta entonces se empezó a caer, los colores se fueron hasta que no quedó nada,
ni yo.
Todo lo bueno tú lo tenías, y yo siempre fui lo malo; pero tú siempre veías algo para
rescatar en mí, y me gustaba escucharte hablar.
Me gustaba pensar que eras mi campeón, como si hubieras ganado mi corazón entre todos
los chicos sin ningún esfuerzo, porque nunca hubo competencia alguna, todo lo llenabas tú y tu
perfume de madera; como la primera vez que celebramos con cerveza hasta que me quedé
dormido en medio de mis lágrimas y tú me sostenías en tus brazos, como si quisieras
proteger mis sueños de mí mismo.
"Tuve alas una vez, y eran muy fuertes. Pero me las han quitado".
No hay comentarios:
Publicar un comentario