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"NO TENGO VOZ PARA DECIRLO, POR ESO VENGO Y TE LO ESCRIBO" He creado este espacio para vomitar mis pensamientos (la mayor parte hablan de él/ellos...). También para recrear mis recuerdos de una manera más espectacular, más "artística", por así decirlo, y también menos cotidianos. "Mi pasado es una pintura sin terminar, y como el autor de esa pintura debo rellenar todos los hoyos horribles y hacerlos bellos de nuevo". Mother Monster.

domingo, 2 de mayo de 2010

El espejo.




Era un día gris, como todos los días en mi mundo: in día son novedades, aburrido, aburrido, mecánico, cotidiano; con pinta triste.
Miraba mi cuerpo en el espejo de mi habitación: un espejo con marco roído de madera, gastado ya por los años. Mi reflejo, distorsionado por pequeñas manchas grisáceas hacía de mi figura una masa amorfa.
Acerqué mi cara lentamente para distinguir mis ojos entre el reflejo distorsionado, pero otra cara me miraba del otro lado del espejo: una cara de ojos amarillos y dientes bañados en sangre me sonreía con odio y me invitaba a seguirle.
Puse mi mano frente al espejo, su textura fría y dura cambió a una textura suave, cálida y gelatinosa; hundí mi brazo completo y atravesé aquel umbral sin problema.
Cuando estuve del otro lado pude ver mi habitación vacía; me encontraba en otra dimensión, en un mundo viciado de miedo y peligros inminentes, un mundo en el que se podía respirar la desesperación y la angustia.
Tenía frente a mí un sendero de piedras negras, a ambos lados del camino crecía un césped amarillo, trozos informes de carne reposaban sobre él. Me acerqué un poco y pude ver que eran partes descuartizadas de seres humanos: brazos mutilados, dedos regados por doquier, ojos, lenguas, intestinos adornan aquel césped; de las cabezas con bocas abiertas y cuencas oculares vacías surgen flores de colores vivos, los restos de torso parecen moverse: están llenos de gusanos. Por todo el lugar hay un olor a podredumbre.
Caminé por el sendero en línea recta hasta que atisbé un pequeño claro en cuyo centro crecía un árbol seco, cadáveres colgados de sus ramas desnudas lo infestaban; se mecían con lentitud gimiendo de dolor por no poder descansar en paz. Cuando me acerco a ellos, los cadáveres giran sus cuellos para mirarme y lanzan sur brazos hacía mí pidiendo ayuda: susurran mi nombre.
Cuando empecé a subir el claro, magnetizado por aquellas caras de dolor, una carcajada diabólica llamó mi atención, seguida por los golpes fúnebres de un tambor. Seguí el sonido de aquel tambor y llegué a un campo abierto donde sonaba una música discordante; calaveras bailaban en círculo siguiendo aquel ritmo demoniaco, se retorcían, riendo sin sonreír.
Cuando el baile se termina, varios esqueletos se abalanzan sobre mí y me tumban sobre el campo, fue cuando vi por primera vez el cielo de ese mundo: púrpura con manchas rojo sangre.
Aquellas parcas comienzan a arrancar con sus dientes mi piel en tiras delgadas, no siento dolor; todas aquellas figuras huesudas devoran mi carme a pedazos, la sangre que escurre mancha sus blancos armazones. Empieza el festín, todas ríen a carcajadas.
Después llevan los restos de mi cuerpo al césped amarillo, en una procesión llena de salmodias infernales. De mi cabeza comienzan a surgir flores de vivos colores y mi torso comienza a llenarse de gusanos.

LEFTY GAGA

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