"Sí se escuchan los ecos de tus palabras. Por eso que decías: tanto puedo quererte y tanto a mi manera".
Tuve que sacrificar los sueños absurdos en los que soy la persona indicada que cambia la vida de alguien; sus restos ahora descansan en mi almohada cristalizados en lágrimas.
Frente al mar decidí casarme con esa incertidumbre que me pretendía desde hace varios años; la incertidumbre que todos los días llega a casa para hablarme de tí y engendrar mil dudas en mi cabeza.
Yo también me he cansado de de escuchar que no desespere, que pronto llegará el indicado. Entre más veces escucho esas afirmaciones tan seguras de sí mismas, más me hacen dudar de que sean ciertas. Esa compasión solamente exprime mi corazón de cualquier esperanza.
Y es que ya empiezo a dudar sobre aquella decisión que tomé hace más de 10 años: ser yo mismo, ofrecer todo lo que soy por dentro a quien lo necesite.
Ya comienza a morir el tan anhelado deseo de encontrar a "la otra mitad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario